Ventrílocua
Olvidé decirle a Paty que se asegurara de cerrar la puerta al salir. Con lo distraída que es esa niña seguramente la dejó abierta para que los vecinos entren y se roben las pilas del televisor otra vez, genial...
Mamá seguramente se está reprochando no haberme recordado cerrar la puerta, la muy ilusa no sabe que la dejo abierta a propósito para poder hecharle la culpa a los vecinos sobre la desaparición de las pilas del televisor que en realidad vendo para ahorrar y así poder comprarme los binoculares de aquel aparador. Ya deseo tenerlos en mis manos, para ver, ver y ver sin ser vista.
No basta poner palabras en los labios de las personas que me hablan de cerquita, estos siempre se dan cuenta de que no les pongo atención, ahora también voy a poder hacerlo estando bien lejos y sin que la gente espere una respuesta que compruebe que escucho sus palabras. Con los binoculares podré ir a la colina y desde ahí apuntar a las callejuelas del mercado, donde se dicen puras tonterías, para poder hacer declamar las palabras más bonitas hasta al más degenerado de los hombres. ¡Por fin será un mundo perfecto!, donde la sra. Berta en lugar de reclamarle al Sr. Chinchón la calidad de los tomates le dirá cantando una oda a sus bigotes de palitos, a lo cual el Sr. Chinchón, en lugar de correr a la Sra. Berta haciendo un berrinche, pues, bailará la danza de las frutas y verduras mientas la Sra. Berta sigue su parte en el ritual aderezando al danzante en jugo hecho de tomates lanzados preferentemente a su cara. Habrá mucha música y juegos, y podré participar en ello, por supuesto, cantando bailando y riendo en ese mundo mundo mundo.
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