Wednesday, September 08, 2004

pensé en llamar por teléfono (tuu tuut)


pero preferí escribir un drama EL drama que definirá mi comportamiento para los siguientes 42 años de vida que me quedan(si es que no me los gasto antes). No lo he terminado, interrumpí mi cometido para hacer una lista de las cosas que odio, ya voy en la No. 2119 y no he pasado de escribir lo mismo que puse en la no. 1. Me cansé rápido de repetir las mismas letras, qué falta de creatividad la mía, ¡por zeus! Lo mismo digo para cualquier texto, todos están hechos con las mismas 26 letras ya conocidas que terminan por aburrirme. Aunque sus combinaciónes sean infinitas mi vocabulario no lo es. Aunque escriba en esperanto(como yo), no bastaría. Aprenderé chino y ruso algún día. En Moscú llenaré una bañera con agua, hielitos y signos rusos. En china haré pirámides humanas con chinos dispuestos a llegar al cielo, los símbolos chinos me servirán para aventárselos y tratar de tirarlos cuando sean tantos chinos en la columna que no puedan moverse. No se puede chegar al cielo apoyándose en otros, que les quede muy claro. Es más, quién quiere llegar al cielo. Yo no, no quiero llegar a lado alguno, eso no lo decidí sino que lo siento. Tal como todas todas mis no-decisiones, es lo que siento y ya, y así ha sido toda mi vida. ¿Qué sucedería si cometiera una locura a estas alturas? Ya van dos veces que alguien me dice, aléjate que le haces daño a la gente, en diferentes ocasiones y con diferentes personas. ¡Y A ellos qué chingados les importa! Que no ven que despierto juntando las tripas que salieron de mí en los sueños, no, no lo ven, y eso tampoco les debería de importar.
Siento demasiada energía a pesar de estar enfermo. Necesito salir corriendo hacia algún lado ¿hacia dónde iría?, porque sí me importa. Hacia el Este iría, creo. Con todas mis fuerzas a ver si rompo algo de realidad y me escapo de ella. No, este mundo no es para mí, no lo soporto, hay demasiado polvo, demasiado sol, demasiada gente, olores, demasiadas voces y vellos, órganos y más voces y olores, y gente y pensamientos y tanto que saber y tantas cosas que importan y no importan, y mugre y sangre y otros líquidos que manchan y los cuerpos y las plumas, y éste cuerpo feo, porque todo es feo todo todo todo, y él habla, ella también y todos y nadie para, y yo no entiendo porque no entiendo por qué debe haber palabras y lenguaje, es tan antinatural, al decir una palabra siento que he dejado de decir demasiado, y ya estoy llorando, pinche marica, comete locuras comételas, que nada importa, nada realmente importa, ni tú JA ni lo que sientes, hazlo atrévete, porque si no lo haces pues no lo hiciste y ya no sé que demonios harás, y ya te vas a ir ¿por qué te vas a ir? ¿por qué me voy a ir?, para escapar de ti helena la ballena, que no tengo idea si estás leyendo esto, para escapar de mis otros demonios, diez mil de ellos, que me los encuentro en la calle y cuando no me los encuentro, me los imagino y me hacen correr, esconderme y gritar mucho, sobre todo a los espejos que me miran y no reconozco al que me mira, me es tan ajeno, yo soy otra cosa lo sé lo sé, soy ese que delinea los árboles sus hojas y colores con palabras sin letras, y luego se imagina lo que siente el árbol y le lee en su mente el poema más bonito que conoce, sí soy ese, el que persigue a los gatos por las calles para que lo lleven a sus escondites donde hacen juntas secretas de gatos, el que platica con L cuando ella no está porque la sueño, me despierto y no me doy cuenta que he dejado de soñar, y muchas cosas más muchas, porque eso soy, no nada pero no todo, ni algo, lo más cercano es algos, aunque no me guste esa palabra, no me gustan las palabras ¿ya lo dije?, ni hablar... Uno debería poder cerrar los ojos y entrar a un mundo donde no esté la gente sino sus... almas y podamos deshacernos de las necesidades, los olores, el sudor, la saliva y la piel y jugar jugar mucho, sin palabras, con sentimientos y sensaciones y colores y sonidos.
Alucino, siempre alucino, bueno antes no, desde que tengo migraña sucede, pero ya no siento el dolor de cabeza porque se convierte en una presión que sale disparada en alucinaciones. No quiero comer no quiero dormir, aunque me duermo automáticamente cada vez que cierro los ojos, sospecho de inicios de narcolepsia, pero más extraña porque los sueños se están mezclando con la realidad.
Mi dieta básica son manzanas verdes, nunca rojas, odio las manzanas rojas. Cada vez que puedo voy a la tienda a comprarme una manzana verde, con ellas siento que no he comido, me mantengo ligero, quizá por eso me estoy enfermando de algo extraño, es como un resfriado pero no, estornudo y siento la cabeza pesada y los ojos raros. pero tampoco. creo que es... que necesito algo que es imposible tener.
Ahora me siento débil, ¿dónde está la energía de hace un rato?, se fue con la tristeza momentanea, que más bien fue rabia. Por eso no me gusto, por la rabia, me siento sucio e indigno, ¿indigno de qué? yo lo sé, pero no lo diré, porque quizá haya otros ojos aquí, que no nos han invadido como dicen ellos, porque el propósito original de cada una de las palabras que han sido escritas en este blog, inclusive las que fueron escritas antes de conocerla es que particularmente esos ojos las leyeran. Si no fuera así no valdría la pena escribir, no hay justificación para tal cosa. Podría escribir una odisea de 80000 palabras que la leyera medio mundo, pero si dentro del otro medio mundo que no la leyó están esos ojos mejor hubiera sido no escribirla. espero que no nos malinterpreten esos ojos, hay otros medios de escape desconocidos que jamás serán mencionados en su presencia(de ahí saqué el contenido de un papelito), porque son todavía más frágiles y delicados y son para mí, solamente para mí, no están hechos con palabras, ni colores, ni sonidos, están hechos conmigo, con algo que no se puede mostrar, aunque quisiera. quisiera quiesiera, ¿qué quisiera?, cometer una locura y dejar de hablar dos años(maditos dos años). no importa porque en el siguiente parpadeo esto no va a ser así, no será de forma alguna conocida, yo no tengo primavera, verano otoño ni invierno sino inefables estaciones que cambian momento a momento y matizan diferente a lo que dirige mis sentidos. (hacia ti, siempre hacia ti)
ya no me importa, o me importa mucho más que antes

-todo se ha precipitado sin control en una copa verde oscuro-

pero sigo escribiendo, ¡por zeus! sigolo haciendo, no podré detenerme nunca.
porque tengo tanto qué decir(y no quiero que alguién más que una niña chiflada de lentes y pelo chistoso me escuche), y voy a contar un cuento eterno
no pararé
no sr., no lo haré


érase que se era lo que no era ni es
veinte cuervos peregrinos con una urraca al revés
brincaban por una calle sobre charcos vagabundos
casitas formadas de hongos, colibríes meditabundos...


y así, cada verso crece y crece, se vacía a la nada a la que me dono
algún día saldrá de mí todo y con ese todo caeré con mis palabras en la nada.

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