Algo anda mal
Fue lo que le dije a la tarántula del mal. Y en efecto, algo anda mal.
Me di cuenta el sábado en la noche, cuando me quedé dormido (¿dormido?) mientras Melita hablaba sobre el concepto que se nos viene a la mente cuando vemos la imagen de una persona conocida en comparación con lo que sucede al ver la imagen propia en un espejo. No quería escuchar hablar a Melita sobre espejos, así que cerré los ojos y me fui. No me dormí, el caso fue más extraño. Me recordó a las meditaciones que hacía con Adamu pero esta vez fue de forma más profunda.
Vi una luz a travez de un túnel, y no era una luz maravillosa, más bien lo que se veía era una escena de la vida real que acontecía en algún lugar. Era un par de personas platicando una con otra. Podía sentir que me acercaba a ellos, que recorría el túnel aproximándome a la luz.
Uno mismo se puede dar cuenta de que la situación no es regular por las sensaciones. De la sensación que me provocaba el acontecimiento no tenía referencia alguna. Estaba en blanco. Eso me emocionó. Melita me sacó del trance. Ella estaba preocupada, pensó que fue un desmayo. Luego se fue porque cayó en cuenta de que no le pondría atención esa noche.
Urraca habló de espejos el jueves. Eso sí me gustó. También me enseñó sus tenis nuevos, que también me gustaron. Aunque no dije nada, no podía hablar, mi atención se descompuso desde que la vi mientras yo subía las escaleras. No hablaré más sobre ello, temo ensuciar el recuerdo en mis palabras.
Algo anda mal… lo sé. Algo anda muuuy mal.
Ayer llegó la noche. Juro que llegó.
Me di cuenta el sábado en la noche, cuando me quedé dormido (¿dormido?) mientras Melita hablaba sobre el concepto que se nos viene a la mente cuando vemos la imagen de una persona conocida en comparación con lo que sucede al ver la imagen propia en un espejo. No quería escuchar hablar a Melita sobre espejos, así que cerré los ojos y me fui. No me dormí, el caso fue más extraño. Me recordó a las meditaciones que hacía con Adamu pero esta vez fue de forma más profunda.
Vi una luz a travez de un túnel, y no era una luz maravillosa, más bien lo que se veía era una escena de la vida real que acontecía en algún lugar. Era un par de personas platicando una con otra. Podía sentir que me acercaba a ellos, que recorría el túnel aproximándome a la luz.
Uno mismo se puede dar cuenta de que la situación no es regular por las sensaciones. De la sensación que me provocaba el acontecimiento no tenía referencia alguna. Estaba en blanco. Eso me emocionó. Melita me sacó del trance. Ella estaba preocupada, pensó que fue un desmayo. Luego se fue porque cayó en cuenta de que no le pondría atención esa noche.
Urraca habló de espejos el jueves. Eso sí me gustó. También me enseñó sus tenis nuevos, que también me gustaron. Aunque no dije nada, no podía hablar, mi atención se descompuso desde que la vi mientras yo subía las escaleras. No hablaré más sobre ello, temo ensuciar el recuerdo en mis palabras.
Algo anda mal… lo sé. Algo anda muuuy mal.
Ayer llegó la noche. Juro que llegó.
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