hisytoria
-hoy, se ha agotado el muchacho
(risas)
-frenético buscó una salida
(más risas)
-subió una montaña
(las risas cesaron, una que otra persona tosió con sequedad. La voz seria prosiguió)
-llegó a la punta
sacó un arco
apuntó a una nube
se disparó al cielo
saltó de nube en nube
encontró una escalera
corrió para arriba
llegó al final de la escalera
ahí había un gran hoyo en forma de oído
se metió en el oído
como una cueva
se arrastró en la cueva
era oscuro
a lo lejos una luz
llegó a la luz
era una vela
se quemó con la vela
abrió los ojos
estaba tirado en un parque
entre la hierba
el cielo era guindo
se pellizcó muy fuerte
cerró los ojos
los abrió
estaba en un iglú
tenía piel de oso
salió del iglú
era de noche
la aurora boreal pintaba el cielo
vio su reflejo en un espejo de hielo
era una sombra en piel de oso
como un oso
llegaron más como él
lo abrazaron
él los abrazó
tuvieron una fiesta
bailó mucho
hizo amigos
fue feliz
durmió exhausto a un lado de sus amigos
despertó
estaba en la cueva
la vela en la mano
su mano temblando
la vela se apagaba
protegió la flama
avanzó en el camino
llegó al final del túnel
salió
una grieta en el desierto
iluminado por la vela
luz clara en la noche
cielo
desierto de piel
piel de víbora
colocó la vela en sus ojos
se arrastró entre la carne
siseaba
lamía/olía
se encontraba.
(silencio)
-así.
(cuchicheos entre el público)
El hombre de la voz seria introdujo sus manos en sus párpados, arrancó la piel entre los ojos, ya no tenía dos ojos, sino uno más grande. Sonrió. El público sin habla. Continuó arrancándose la piel como si fuera hule. Terminó y descubrió su rostro ya no como rostro, sino como ojo gigante que era toda su cabeza. Con los brazos animó al público a hacer lo mismo. La mayoría salieron corriendo espantados. Quedaron unos cuantos. Los que quedaron, poco a poco comenzaron a arrancarse la piel de la cara, su cabeza era sustituída por ojos gigantes. Se miraron satisfechos. Entre ellos uno, un muchacho, que no se atrevía a arrancarse la piel, dudaba. Todos los ojones lo rodearon y animaron. El muchacho comenzó a hacerlo y se arrancó un párpado, brotó mucha sangre y salió del teatro corriendo y gritando. Algunos ojones lloraron por el suceso, lágrimas gigantes, por supuesto. Por lo demás fueron felices.
(risas)
-frenético buscó una salida
(más risas)
-subió una montaña
(las risas cesaron, una que otra persona tosió con sequedad. La voz seria prosiguió)
-llegó a la punta
sacó un arco
apuntó a una nube
se disparó al cielo
saltó de nube en nube
encontró una escalera
corrió para arriba
llegó al final de la escalera
ahí había un gran hoyo en forma de oído
se metió en el oído
como una cueva
se arrastró en la cueva
era oscuro
a lo lejos una luz
llegó a la luz
era una vela
se quemó con la vela
abrió los ojos
estaba tirado en un parque
entre la hierba
el cielo era guindo
se pellizcó muy fuerte
cerró los ojos
los abrió
estaba en un iglú
tenía piel de oso
salió del iglú
era de noche
la aurora boreal pintaba el cielo
vio su reflejo en un espejo de hielo
era una sombra en piel de oso
como un oso
llegaron más como él
lo abrazaron
él los abrazó
tuvieron una fiesta
bailó mucho
hizo amigos
fue feliz
durmió exhausto a un lado de sus amigos
despertó
estaba en la cueva
la vela en la mano
su mano temblando
la vela se apagaba
protegió la flama
avanzó en el camino
llegó al final del túnel
salió
una grieta en el desierto
iluminado por la vela
luz clara en la noche
cielo
desierto de piel
piel de víbora
colocó la vela en sus ojos
se arrastró entre la carne
siseaba
lamía/olía
se encontraba.
(silencio)
-así.
(cuchicheos entre el público)
El hombre de la voz seria introdujo sus manos en sus párpados, arrancó la piel entre los ojos, ya no tenía dos ojos, sino uno más grande. Sonrió. El público sin habla. Continuó arrancándose la piel como si fuera hule. Terminó y descubrió su rostro ya no como rostro, sino como ojo gigante que era toda su cabeza. Con los brazos animó al público a hacer lo mismo. La mayoría salieron corriendo espantados. Quedaron unos cuantos. Los que quedaron, poco a poco comenzaron a arrancarse la piel de la cara, su cabeza era sustituída por ojos gigantes. Se miraron satisfechos. Entre ellos uno, un muchacho, que no se atrevía a arrancarse la piel, dudaba. Todos los ojones lo rodearon y animaron. El muchacho comenzó a hacerlo y se arrancó un párpado, brotó mucha sangre y salió del teatro corriendo y gritando. Algunos ojones lloraron por el suceso, lágrimas gigantes, por supuesto. Por lo demás fueron felices.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home